¿Sueños o constancia?
A veces…, miento.
En repetidas ocasiones y constantemente mi mente no hace mas que divagar, imaginar y planear. Que es lo que deseo hacer, que es lo que deseo sentir y vivir.
La ambición sincera es pues la ilusión por vivir situaciones apetecibles, el deseo de vivir tal y como… vivir.
¿Y en cuantas ocasiones sucede?, sucede que observamos algo que tiene el don de despertarnos la emotividad, y sentimos como se posa una sonrisa en nuestra cara y solo tenemos ganas de saltar y chillar como si fuésemos niños ilusionados.
Y es que, ocurre constantemente, en cuanto se planea algo “excitante” se desborda una alegría tremenda. De vez en cuando se escapa alguna risita, algunos destellos de espíritu libre que planea sobre sí mismo.
Es solo en esos momentos cuando realmente siento no estar viviendo el presente. Sino que más bien vivo en un futuro imaginado.
Si eres afortunado, podrás llevar tus deseos a buen puerto y comprobar que tal es el pastel una vez lo pruebas (y no solo comerlo con los ojos).
Sin embargo, también se puede ser afortunado y tener que renunciar a una serie de aspiraciones.
Puede que renunciar no sea la palabra adecuada, pero sí prescindir de ellas. Me explico, en el momento que decides incluir a alguien en tus planes, añades muchos filtros al futuro.
Ni mucho menos serás más infeliz por eso, no te sientes obligado, simplemente condicionado.
La cuestión es; a quien prefieres ¿a ti o al amor?
El oráculo dijo: vivirás muchas cosas, realizaras todo lo que habías deseado y soñado. Cuando te despiertes y te veas incapacitado a caminar, estarás solo. Tu libertad no te ha ligado a nada ni a nadie, solo a ti mismo y entonces, date cuenta, tu vida, habrá sido un fracaso.
Dedicarle pues, tiempo a cuidar a las personas y no dejar que se escapen. El amor en todas sus formas, te necesita, estate alerta, vive tu vida, pero vive con ello.
Supongo que cada quien tendrá su opinión al respecto. Quien sabe.