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Estrategia

Estrategia Puede que no penseis vosotros lo mismo queridos lectores, pero es algo en lo que mi mente a devenido.

Nuestra sociedad, nuestras vidas, ¿són estrategias del sistema? ¿són estrategias de nosotros mismos?
Los anuncios, los planes, las escuelas, el trabajo, las hipotecas, los creditos, las quedadas, los cronometros, los dias, las vacaciones, los sueños, navidad, las notas, la comida, espectativas, valores, revistas, clases y viajes... el futuro es un abstracto y sin embargo, vivimos para él. Y dejamos perder el YA que acaba de pasar.
Lo hacemos para vivir más pero... ¿cuándo empezaremos a vivir entonces? ¿cuándo nos soltaremos la melena?

Triste pero cierto, vive como quieras vivir y el sistema te cortara en lonchas. Y es que parásitos hay, pero hay muchas mas celulas.

Eso me recuerda la frase de Buda; El hombre es el único ser que vive para morir y muere sin haber vivido.

Y es por eso que se me ocurre Epicuro 'dolor por placer' y si no será que la mayoria hemos escogido atarnos a un futuro, para intentar realizar un sueño en el que la felicidad será absoluta, no eterna, pero valdrá la pena.

2 comentarios

Tonificante -

Hacemos muchas cosas.. quizá el 90% de las cuales son prescindibles y muy rutinarias... pero creo que no se puede vivir a tope siempre, no vamos siempre al límite, no necesitamos que el 90% de nuestro tiempo sea genial, estratosférico... no lo se, la vida es así, derrama gotas de felicidad, esencias de algo sublime pero no es para emborracharse. Muchos ni les cae una sola gota y van tirando, aprovechémos pues nuestra suerte, vivámos la vida lo mejor que podamos: amando, apreciando, valorando lo que tenemos... en fin. Hasta otra

Corsso Corleone -

Supongo que en nuestra vida necesitamos un cierto orden. Nos gusta planificar las cosas, ser previsibles, tenerlo todo bajo control. Y en cierto modo es bueno, puesto que además de que eso nos otorga cierta seguridad, sin orden viviríamos bajo el umbral del caos. Sin embargo, en cierto modo puede que pequemos de conservadores. Tendríamos que preguntarnos qué actos son vitales en nuestras vidas y de cuales podemos prescindir. Muchas veces no vivimos, nos limitamos a actuar, fingir, proseguir el mismo camino de las personas de nuestro alrededor, hasta el punto de convertirnos en autómatas. No nos preguntamos qué debemos hacer, ni qué nos interesa. No nos preguntamos como hemos llegado hasta aquí, sólamente lo aceptamos, cerramos los ojos, y procuramos que todo siga igual. Simplemente observamos nuestro alrededor y adoptamos unos valores que ya nos vienen dados por una sociedad artificial; unos valores que no hemos aprendido según nuestra experiencia personal; unos valores tan solo globales, comunes, rutinarios. ¿Y por qué lo aceptamos? Seguramente porque nos gusta formar parte de un colectivo, de un todo. Nos incomoda el hecho de que nos vean distintos a los demás, y somos capaces de marginar nuestro auténtico ego para adaptarnos a unas directrices que no gobernamos, pero nos rodean e influyen en el día a día.
No nos avergoncemos. Arriesgarse no es fácil; ni siquiera resulta cómodo. Y la culpa de nuestra situación siempre la tendrán los demás. ¿O a caso íbamos a aceptar nuestra propia derrota?